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sábado, 24 de diciembre de 2016

JULIA ELENA DAVALOS - LA NOCHERA Y ZAMBA DE LA CANDELARIA

“Esto que voy a decir es lo más cercano a la realidad, nos cuenta JULIA ELENA DAVALOS. No sabría decir en que año, yo era chiquita, tendría 6 años y vivía en los Valles Calchaquíes. Pero lo más sabroso es que mi Tata estaba viviendo en el valle porque quería plantar viñas con su amigo Juan José Coll, poeta y hombre de vinos. En esa zona desolada, más allá de Animaná, en el Dto. de San Carlos partido de El Barrial, el lugar se llama Monte Pozo, trabajaba en sociedad con este amigo. Es toda una zona salitrosa, y los salitrales por ahí, cada tanto están sombreados por churquis o algarrobos con jumes y cachiyuyos -otra planta que hay en el lugar-. Yo era una chiquitita, lo único que oía, era que estaban cantando, tocando la guitarra. Allí armó una carpa -Castilla le ayudo a armarla-, la carpa era de mi tío Ramiro, que como era pintor, iba en carpa a trabajar al campo con sus pinceles. Esa carpa después nos sirvió de vivienda hasta que hicimos la casita de verdad. Ahí es donde lo venían a visitar desde Salta: Manuel Castilla, y el que era bien seguidor era “Cabecita”, que junto con Eduardo Falú fueron a los que yo más vi allí. Decía mi Tata que cada vez que los amigos se iban de vuelta a Salta quedaban tristes, porque indudablemente, en esas soledades el amigo era mucho más amigo. Ernesto le trajo una música a la que le había querido poner letra un cuñado de él -Pelayo Páterson-, pero resultó ser que esa letra no le gustaba a Cabecita, entonces mi Tata decía, que él le iba a intentar pisar con su gallo a la gallinita, a ver si la zamba le salía mejor. Junto a mis hermanos dormíamos acunados por los murmullos del canto y la charla de éstos amadores de la vida y de la noche... A la mañana siguiente andaba yo, meta canturrear “quisiera volver a verte” ...sin saber que iba a ser cantora y que LA NOCHERA, formaría parte esencial en mi repertorio”. 

Como cuenta Julia Elena, Eduardo Falú era uno de los asiduos en visitar a Jaime Dávalos a Monte Pozo y claro, de ese entrevero salieron las mejores letras unidas a las mejores composiciones musicales y una mirada nueva sobre el folklore. 

Cuenta Félix Luna en la revista Folklore: "En Julia Elena Dávalos se da esta tercera generación de un linaje que se llama talento. Ella empezó con toda la desventaja de llamarse como se llama. Inevitable la comparación. Insoslayable una confrontación que viene sola, ante la mención de su nombre. Pero Julia Elena Dávalos quería ser ella misma; no quería quedarse en nieta de don Juanca o en hija de Jaime. Y empezó a cantar, primero con el conjunto de Los Hermanos Ábalos, luego como solista. 

Si Cosquín '66 le dio sus primeros cálidos aplausos como integrante del veterano conjunto santiagueño, Cosquín '67 la aclamó como solista. Gustaba su voz dulce, sus efectos de quena jugándole en la amplitud de su registro; gustaba su aspecto modesto y sencillo, su imagen modosa y tierna de niñita. Julia Elena Dávalos entró al folklore por la puerta grande, sin necesidad de ayudas ni recurrencias a parentelas. Entró porque servía. Y lo que hace cada vez más. La notamos más segura, más aplomada. Su voz está más llena y rica. Su presencia en escena, tiene ahora una personalidad más firme que antes. Esta es la tercera generación de los Dávalos. El tercer fruto de un árbol que empezó en Salta con ese varón de ancho sombrero y abundante corazón que enseñó a sus paisanos a mirar mejor el monte y la estrella, el chalchalero y el toro, el viento blanco y el carnaval. 

Julia Elena es toda ternura, y es nuestra... Posee la dulzura de la paloma, la sencilla belleza de la mujer criolla. Trae consigo la heredad para beberla con ustedes,como se bebe un vino de su tierra y, de yapa... La Nochera, La Candelaria, salen de su garganta como un beso de miel. Cantando esas letras que son de su tata, pero que también fueron su canción de cuna. Ya que Ernesto Cabeza será el amigo de su padre, de su casa en el valle, donde vive un tiempo componiendo junto a aquél y Eduardo Falú es el autor de ZAMBA DE LA CANDELARIA, primera composición que realizaron juntos Jaime Dávalos y él.



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