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sábado, 23 de mayo de 2020

LA CAUTIVA


Cuentan que Edmundo Cartos la tomó en alguna guitarreada en los pagos cordobeses de un muchacho que conoció llegado del litoral o tal vez del Paraguay, quien se la pasó a su manera y Cartos la adoptó y arregló en tiempo de serenata. Así llegó a las manos y supo grabarla con extraordinario éxito el cantor jujeño JORGE CAFRUNE, quien habría escuchado el tema de un cantor amigo en un bar de la ciudad de Córdoba. El tema no está registrado oficialmente.
También es conocido como "Recliná niña tu frente" o "El romance del cacique y la cautiva". La letra posiblemente tenga ascendencia española, pero en sus versos se emplean palabras en guaraní como en el caso del nombre del cacique (Al Boreví), también aparece guaviyú, un árbol de gran copa, frutal y medicinal, tuyú que en guaraní significa barro blanco o lodo (no olvidemos que en 1580, Hernandarias desde el Paraguay llegó hasta Tandil acompañados por indios guaraníes evangelizados), y hasta la palabra aduar, término árabe que significa aldea, vivienda, casa. Tales expresiones han sido seguramente utilizadas por el autor de origen anónimo en virtud de su residencia guaranítica y por lo tanto empleadas en el cancionero zonal.

Durante décadas, la autoría de la letra de la canción “La cautiva” —que popularizara Jorge Cafrune allá por los años sesenta— fue uno de los más peculiares misterios de nuestra música popular. Ocurría que —comparados con los de la poética tradicional del folklore— los versos de “La cautiva” suscitaban cierto aire de extrañeza y perplejidad, como si por su intermediación nos llegara el perfume de un paraje exótico, aunque íntimamente familiar. No en vano las especulaciones sobre el origen del poema fueron numerosas y —en algunos casos— disparatadas. Destaco especialmente aquélla que atribuía su composición a la pluma de un anónimo conquistador español del siglo XVI, quien habría conocido de primera mano a los protagonistas de la historia. Nobleza obliga —sin embargo— hacer una salvedad: la atribución es falsa en su apariencia, pero transmite una verdad esencial. El tema de la cautiva ya era frecuente en la tradición del romancero español. La tradición criolla sólo operó algunas sustituciones: una cautiva americana por una española, un cacique indígena por un rey moro.
Pero retomemos nuestro asunto. Hace algunos meses, dos nietos nonagenarios descubrieron entre los papeles conservados de su abuela la transcripción de un extenso poema cuyas primeras estrofas coincidían casi exactamente con la letra de “La cautiva”. Angélica Cadret Amadeo —que así se llamaba la abuela de los ancianos investigadores— había sido a finales del siglo XIX una joven curiosa y artísticamente inquieta, que acostumbraba transcribir en su cuaderno personal los poemas que se publicaban en los periódicos de la época. Afortunadamente, la joven Angélica añadía el nombre del poeta después del último verso. Ese detalle permitió a sus nietos conocer a Washington P. Bermúdez (1847-1913), periodista y escritor uruguayo, y supuesto autor del poema que nos ocupa. Indagaciones posteriores dieron con un ejemplar de El Indiscreto, una publicación semanal montevideana que en su edición del día 8 de marzo de 1885 incluye la versión completa del poema, cuyo título es “La toldería (fragmentos de una leyenda). El cacique y su favorita”.
En la obra de Bermúdez, el cacique Alborebí interroga a su cautiva predilecta sobre la razón de su tristeza. No comprende la melancolía de una mujer que goza del privilegio de su amor y de sus regalos. La joven confiesa con humildad que su único anhelo es liberarse del yugo de la esclavitud y Alborebí, terriblemente ofendido, la asesina. Probablemente, la intencionalidad del poeta decimonónico haya sido reforzar la imagen negativa del indígena adjudicándole el desconocimiento de la piedad y la compasión (que es, básicamente, la definición del monstruo).
Ahora bien, ¿cómo fue posible que una historia de desenlace tan truculento se haya transformado durante la segunda mitad del siglo XX en una canción de amor y que el soberbio y despiadado Alborebí mutara a la condición enamorado fiel? Sucede que —seguramente por su longitud— quien adaptó el poema para convertirlo en canción seleccionó únicamente las primeras estrofas, aquéllas en las que Alborebí elogia la belleza de la muchacha, solicita un acercamiento afectuoso a la sombra del paisaje, enumera los obsequios prodigados y promete muchos más. Se omitieron —entonces— la respuesta de la cautiva y el desenlace fatal. De este modo, la fragmentación del poema convierte en declaración romántica lo que originalmente era primero un reproche y después una sentencia de muerte. Contraponiendo poema y canción, surge la siguiente inquietud: de qué maneras más curiosas la percepción fragmentaria de los hechos puede hacer pasar lo malo por bueno, y viceversa. ¿Nos ocurrirá muy a menudo?

(Klaymen)



domingo, 29 de septiembre de 2019

ALFREDO ZITARROSA - SI TE VAS

Escribe Alfredo en la contracarátula: "Soy consciente de haber pagado tributo a la zamba, que me gustó siempre y que me sigue gustando, aunque hoy se estile decir que es "extranjera" en la Banda Oriental. Pagué ese precio con verdadera satisfacción, porque no puedo olvidar las zambas santiagueñas de los Abalos, ni las clásicas zambas norteñas que un día "nos colonizaron" —se dice— hace muchos años, pero que a mí me enseñaron a cantar lo criollo con las mismas ganas que hoy ponen muchos jóvenes en cantar cosas —esas sí— verdaderamente gringas"

Un año después, en 1967, la zamba fue grabada en Buenos Aires para el disco "Del amor herido", junto a otros dos temas del "Canta Zitarrosa": "Milonga de ojos dorados" y "No me esperes". Zitarrosa la describe esa versión como "nueva, tal vez más perfecta".


jueves, 20 de junio de 2019

ENRIQUE LLOPIS - RÍO, RÍO

Sangre granadina corre por las venas de ELADIA BLÁZQUEZ, nacida sin embargo en Avellaneda. También sangre de Castilla que no puede disimular su presencia airosa, sus grandes ojos de indefinido color y su manera directa y enérgica.
Con grave voz puebla nuestro silencio desdibujado a veces por el humo de su cigarrillo. Tiernamente recordará a la abuela, que cantaba como ella. Eladia, a pesar de estos antecedentes, comenzó cuando muy niña a cantar folklore argentino, al que volvería ya como compositora para lanzar, entre otros, éste, uno de los más importantes éxitos de la gran época de oro de esta música.

- "El folklore argentino me atrajo siempre, con el respetuoso temor de no llegar a saber darle el sabor legítimo que debe tener y fue "RÍO, RÍO" lo primero que me llegó. Esta palabra, río, no fue buscada, surgió espontáneamente y cuando se insinuó en mi mente el sonido musical en el piano, también me vino la palabra río, aunque en ese momento no pensé, por eso de que los autores no debemos especular, que el tema río estaba ya tratado en demasía y con éxito, por cierto. Pero yo lo sentía, lo estaba viviendo...
Fue una inspiración bajo la advocación de Piscis. Yo soy pisciana y la canción surgió precisamente en ese ciclo. Tuve la impresión inmediata de que podría ser un éxito, viéndolo con un criterio comercial y enseguida me aboqué a la tarea de conseguir el intérprete adecuado, que es lo esencial para que una obra camine.
Esa nostalgia de estos versos por la ausencia del amor puede o no ser mía. No siempre buscamos en nuestro interior para encontrar el tema. Yo trato siempre de que sea directo pero no siempre en todas pongo de mí misma. Cuando brota, como lo hizo ésta, se concreta rápidamente y es evidente que nació con sinceridad.
Lo primero que surgió fue la melodía y después vinieron los versos. Siempre el río y el mar me impresionaron especialmente. Tal vez un reflejo de mi espíritu andariego que me obliga a descubrir todos los caminos."

Escuchemos esta preciosa versión de "Río, río" que nos brindó ENRIQUE LLOPIS en el Programa Ecos de mi Tierra conducido por Soledad Pastorutti en 2012.


lunes, 10 de junio de 2019

ALFREDO ZITARROSA / LOS CHALCHALEROS - RECORDÁNDOTE

El uruguayo Alfredo Zitarrosa fue un genio autodictacta, lector empedernido y poseedor de una gran cultura, que le llevó ya a los 22 años a ganar un premio en un certamen de poesía que presidía Juan Carlos Onetti. Durante su vida desempeñó diversos oficios, entre ellos el de periodista y locutor de radio. El mismo contó, como compuso este tema al principio de su carrera musical.

RECORDÁNDOTE fue la primera composición de Alfredo Zitarrosa y según contaba él, la hizo para su amigo Nelson Rodríguez, de CX 14 y estaba inspirada el un problema que el estaba viviendo. En ella, Zitarrosa trataba de decir lo que suponía que diría su amigo. Tiene ritmo de zamba porque en esos días, Alfredo, esta muy influenciado por los ritmos folklóricos argentinos y sobre todo impresionado por ellos, en especial y desde su juventud, por la zamba "La nochera", cantada por Los Chalchaleros, aunque él de niño escuchaba más a Amalia de la Vega o a Evaristo Barrios.

Nelson, su amigo, estaba casado pero se había enamorado de una amiga del compositor, en uno de esos llamados "amores de paso". Un día su vida volvió al curso normal reencontrándose con su mujer. Había dejado su marca en la otra mujer pero nunca mas volvió con ella y de ahí le vino a Zitarrosa ese "Oigo tu voz, llamándome..." que sonaba como compuesta para Los Chalchaleros (como bien demostraría el conjunto en una genial versión de la zamba) aunque cuando la grabó él, lo hizo con otro estilo apareciendo como lado B del primer sencillo en el que "Milonga para una niña" figuraba como lado A en un disco que obtuvo un éxito clamoroso en Uruguay, agotándose a las pocas semanas de entrar en el mercado.

Como bien se puede observar, a veces el poeta encuentra expresiones literarias que el tiempo cargará de contenido. Ese verso varias veces repetido : "yo ya no puedo volver" se llenó de significado político, al caer Uruguay y Argentina en dictaduras militares que obligaron al exilio de sus mejores artistas. El propio Zitarrosa estuvo en el exilio primero en 1973 y luego de 1976 a 1984, cuando a su regreso a Montevideo sería recibido en olor de multitudes.

Y como no, vamos a plasmar en esta entrada las dos versiones ya citadas de la zamba. Primero, la de su autor para continuar con la de Los Chalchas.

Alfredo Zitarrosa



Los Chalchaleros