A los 16 años Chino Martínez desertó de la ciudad llevado por un irrefrenable amor a la pampa y comenzó a trabajar en una estancia aprendiendo todos los rudimentos del campo incluso la doma.
Allí también aprendió a pulsar la guitarra y a entonar las viejas y dulces tonadas sureñas. Sus maestros fueron los pobladores del lugar, los curtidos criollos.
Por ese entonces el Chino Martínez, no sospechaba que aquellas canciones que al atardecer entonaba en rueda de peones, llegarían un día a formar su personalidad profesional.
Sin embargo las milongas y los estilos sufrieron una breve interrupción. Por asuntos familiares el Chino Martínez debió abandonar las queridas llanuras pampeanas y volver a la ciudad, circunstancia esta que, en definitiva, lo llevó al camino artístico.
En efecto, como amigo primero y en seguida como intérprete comenzó a frecuentar la Peña de Hernán Figueroa Reyes. Más tarde fue contratado para intervenir en el Festival de Cosquín 1967 y comenzaron sus actuaciones en TV, radio y peñas. Esta actividad la alterno con sus escapadas al campo, sus partidas de polo como jugador profesional y de rugby, deporte en el cual ha sido también una figura popular.
Su actividad artística, comienza en la famosa peña de Hernán Figueroa Reyes, alternado con su actividad en el campo, por su habilidad de jinete, es seleccionado para el Festival de doma y folclore de Jesús Maria, Córdoba ( Argentina ).
Alternado en los fogones con sus canciones, lo llevan a cantar en el escenario mayor del festival, siendo una de sus revelaciones y contratado a participar en el festival de Cosquín, en 1967, donde ovacionado por él publico, repite varias veces sus interpretaciones, consagrándolo el año entrante.
De allí en más, su carrera fue intensa, giras por todo el territorio argentino, graba para la R.C.A Victor, más tarde para C.B.S Columbia, llegando a participar en el II certamen de la canción en Montevideo ( Uruguay ) ganando el primero y segundo premio, con los temas La vuelta de Obligado y Nunca te dije nada ( como tema inédito ). De vuelta en su país, presenta en el festival de la canción Argentina su tema “Te quise prisionera”, siendo uno de los finalistas, y consagrándolo como canta autor. De allí en más, no solo la canción, si no también el cine y la televisión lo cuenta entre sus filas, junto al clan Stivel para televisión “Martín Fierro” con Federico Luppi,, En cine, la vida de”Juan Manuel de Rosas” dirigida por Manuel Antín y junto a Rodolfo Beban, obtiene las mejores criticas por su papel de “Juan Pueblo” al año siguiente, filma con Leo Fleider, “Embrujo de amor” junto a Sandro y la estrella española, Carmen Sevilla.
Vuelve a recorrer podo el territorio argentino, más de doscientos festivales junto a las principales figuras del folclore argentino.
En marzo de 1973, viaja a España, con gran elenco, Miguel Saravia, Robustiano Figueroa Reyes, Horacio Quiroga Mora y Los Chalchaleros, debutando en el teatro Español de Madrid, para después recorrer toda la península ibérica.
Es convocado como cantante actor y músico, en un film para R.T.V.Española, de la premiada mejor serie “libros iberoamericanos” junto a Carlos Estrada y dirigida por Julio Diamante, creando la música, escenas a caballo y cantando.
De vuelta en su tierra, alterna el canto y la composición, con su otra actividad, organizando un haras de caballos deportivos, domándolos y seleccionándolos para sus distintas disciplinas hípicas, su profundo conocimiento del caballo, lo lleva a realizar en T.V. “ Mi amigo el caballo” y en radio Nacional L.R.1, “ El caballo” varias veces premiado por distintos medios, en T.V. Cablevisión, el exitoso “Patria Gaucha”.
Retomando su carrera artística cantora, vuelve uno de los más personales interpretes de la llanura pampeana, a quien el “Vasco” Víctor Abel Giménez le pasara hace ya muchos años, en sus comienzos como cantor, unos versos para así tener si propia canción identificativa. El CHINO MARTINEZ, sin dudarlo, compuso la música en aire de milonga que se uniría a los versos del gran poeta de Arbolito y así nació ésta: A MI ME DICEN EL CHINO, que aquí les dejo.
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