El viento de septiembre, lentamente, mecía el agua del lago Ypacaraí y la canoa bailaba al son de una música de olas crecidas. Los pasajeros que el canoero llevaba no eran los habituales. Se les notaba diferentes en los comentarios, en la emoción y en el trato con el propietario de la embarcación de recreo. Eran Teresa Parodi y algunos de los integrantes del grupo vocal Cantoral que habían venido para el Festival del Lago Ypacaraí en "la vieja Tacuaral".
- Ud. es correntina, verdad-, le preguntó el canoero a la rubia cantautora mientras se alejaban de la costa.
-Sí-, le respondió ella sin recurrir al lugar común del cómo lo sabe porque de sobra conocía que su acento y en particular su "R" medio mordida -proveniente del guaraní incrustado en el castellano regional, sin duda-, la delataban a simple palabra.
"Era moreno, quemado por el sol. Me pareció una persona maravillosa habitando el agua. Recuerdo que cuando iba a subir a su canoa, hizo un gesto de como quien abre una puerta e invita a pasar a su casa. Eso me encantó. Tenía una radio portátil, una mantita, un calentadorcito. Al percatarse de mi origen, empezó a hablarme y a cantar chamamés antiguos", cuenta Teresa en el Club 24 de Mayo de Ypacaraí mientras espera su turno para actuar en la 28ª edición del Festival del Lago Ypacaraí.
Ella no le preguntó su nombre, pero desde el primer momento entre el canoero y la pasajera ocasional se estableció una comunicación -desde los afectos comunes descubiertos al inicio de la conversación-, muy fluida.
"Al regresar a Buenos Aires -creo que habrá sido 1982 ó 1983-, en el camino, fui componiendo, simultáneamente, la letra y la melodía. Le llamé PEDRO CANOERO porque me pareció que así debía llamarle", acota la correntina. Pedro es Juan, Luis, Andrés y todos los que en la tierra viven sobre las olas remando por la supervivencia cotidiana. Acaso porque el río es más universal que el lago, la maestra de grados -enseñó, en los primeros años de ejercicio de la docencia, en el monte misionero, al costado de una picada-, nacida en Corrientes, lo escogió para expresar una situación existencial. Desde entonces, Pedro canoero es todo aquel que -en agua o tierra-, navega por la vida abrigando contra viento y marea una esperanza, aun cuando su orilla no sea visible.
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