Corría el año 1938 y al folclore argentino todavía no había llegado el boom que lo popularizaría entre las capas medias, décadas después. Los hermanos Ábalos comenzaban a escribir la historia de la formación que dejó su sello en el folclore argentino. Fue en ese año que Adolfo, el pianista, compuso la zamba “Nostalgias santiagueñas”, transformada en clásico del cancionero y en himno provincial.
Cuentan que ya puesta la comida en la mesa, la mamá de los hermanos Abalos, reclamaba a su hijo Adolfo para que fuera a sentarse. El que fuera el gran pianista y compositor musical del grupo, se hacía de rogar hasta que ya al final llegó y tuvo que tomarse la sopa fría, cosa nada grave ya que en contra prestación terminó de componer esta zamba, NOSTALGIAS SANTIAGUEÑAS, de la cual, al escucharla el padre, dijo de ella, “Qué rarita”!!!
Y bien, no le faltaba parte de razón pues estaba compuesta en tono mayor cuando este tono se suele utilizar en las cuecas, siendo el menor el que predomina en las zambas.
Algunas de sus canciones son presentadas en forma instrumental y otras cantadas, como es la marca del grupo, a dos voces. Ese fue, precisamente, uno de los aportes importantes del conjunto al repertorio de tradición folclórica: el criterio integral con que gestaron su conjunto, vocal e instrumental a la vez. Otra marca sembrada por Los Hermanos Ábalos fue la del camino del piano en el folclore, popularizando su uso.
Veamosles en una aparición en la televisión en 1998 interpretando es ta bellísima zamba.
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