El hecho real al que se refiere su autor trata de un linyera que había llegado a Huaico Hondo y empezó a deambular por las calles. La gente lo ayudaba, le daban comida, algunas monedas, ropa. Los chicos lo querían porque se veía que era buenito.
En aquel tiempo, había una confitería cerca donde hoy está la cruz de él. Allí se practicaban juegos de azar, riñas de gallo, tabeadas, se jugaba a los naipes. Un día, el linyera entró y le pidió permiso al dueño para que lo dejara ver la tabeada. Se arrimó adonde estaban jugando, sacó plata que tenía guardada, jugó y perdió. Al perder toda la plata, le preguntó al dueño del boliche si le podía empeñar un anillo de oro que llevaba con él y dejarlo tirar al menos una vez más. Entró en la tabeada, y la suerte le cambió por completo. Empezó a tirar y ganar sin parar hasta sacarles toda la plata a todos.
Después, levantó su plata, sus cosas, y partió. Compró vino, fiambres, quesos, según los versos de Fortunato, y se fue. Pero apenas salió de la confitería, comenzaron a seguirlo y al alcanzarlo lo mataron y le robaron toda la plata y su anillo de oro. Cuentan que los asesinos fueron detenidos y encarcelados y que uno de ellos se quedó ciego en la cárcel y murió al poco tiempo. La misma suerte corrió con el otro al recuperar la libertad.
Mi agradecimiento al canal de youtube PDN TV por este vídeo.
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