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miércoles, 14 de junio de 2017

SUNA ROCHA - LA PALLIRI

El poeta Manuel J Castilla realiza con esta poesía una denuncia literaria sobre la vida de una obrera de la minería del altiplano. Con la simpleza de sus versos, describe la dramática vida de una obrera de la minería, a las puertas del socavón.

Las palliris “buscadoras” en el idioma quechua, escarban en las montañas de desechos de las minas de Bolivia en busca de rocas con algún valor. La obrera minera para ayudar a la economía de su hogar, rasca entre las miles de toneladas de restos de roca en procura de algunos kilos de mineral, para su venta.

El poeta cerrillano, de alto vuelo poético, se nutrió del paisaje natal y del hombre que la habita, dando una visión diferente y pasional de la "tierra de uno", como él la llamaba, y haciendo de ella además, un arma de denuncia social.

Sus viajes por las regiones del altiplano (Bolivia Perú), quizás por alguno de sus ancestros altoperuanos, le permitió conocer el ambiente minero (las minas de Potosí y Oruro) y el drama de los trabajadores. Esas vivencias dieron origen al libro "Copajira".

Se afirma que la estructuración del trabajo de Castilla, se enmarca con el sistema poético indigenista de vanguardia, surgido al sur del Perú a fines de los años 20.

Leyendas y mitos del “Inkarri”, (descrita por Mario Vargas Llosa en "La utopía arcaíca"), es en este poema, un personaje mas de la gran esperanza del mundo andino que aguarda la llegada de ese Rey Inca, que fuera en manos de los españoles (Españarri- contracción de España Rey) cercenado y dispersado su cuerpo en distintos lugares del Tahuantinsuyo y el Cuzco. Las riquezas y minerales escondidos en la montaña, estos mismos metales precisos que busca la “Palliri” con su martillo, arrancando a la madre tierra su herencia que por siglos le fue negada.

La simbología utilizada por el poeta es fantástica y a la vez descriptiva de la pobreza y la miserable vida del habitante puneño.

La escritura Castillana de este poema termina convergiendo en una narrativa ya que de solo leerlo permite dibujar el rostro, la textura de las manos y de la roca del socavón, sin mas instrumento que su lectura.

En “LA PALLIRI”, la poesía esta expuesta como una denuncia étnica, al trabajo esclavo, amargo, sufrido, de la mujer en el norte, sobre todo en la actividad minera. Invita al lector a recurrir a los textos de historia, de geografía para encontrar, ubicar las minas y recorrerlas.

En el poema la mujer se muestra como madre laboriosa, abnegada, que busca en el oficio desentrañar sus sueños.

Los versos se inicia con un sarcasmo, “…que trabajo mas fácil tiene la palliri…”, desde su inicio se deja constancia de la rudeza y lo duro que es la vida de la obrera minera.

El trabajo al pie de la montaña, realizado por la palliri, fuera del socavón, por un tema de creencia popular en donde el “tío”, dios del socavón dueño y señor de las minas, al que no le gusta la presencia de la mujer, es descripto en el poema de manera precisa.

La selección en forma manual de las piedras incrustadas de minerales, por la palliri, sentada sobre su pollera, es pincelada desde los versos con un vuelo poetico casi perfecto, cuando dice: “Sentada sobre el cáliz de su propia pollera, elige con los ojos unos trozos de roca que despedaza a golpes de martillo en la tierra..”.

Utiliza la comparación del silencio nocturno (oscuro y lúgubre) para describir a la mujer puneña, “morena de largas trenzas negras”. Recurre así una vez mas a la naturaleza, “a la tierra de uno”, para pincelar el paisaje minero.

El silencio, “el solo estar”, la soledad se repite en este poema, como propio de la narrativa de Castilla, (en sus obras tales como “La tierra de uno”, “Norte Adentro”, ”De solo estar prosa”). La obrera minera anhela un mundo esperanzador, donde el cielo y la tierra se conjuran para hacer mas llevadero el trabajo, describe el poeta “.....La palliri no canta ni tampoco hila sueños. La mirada en la tierra y en la cabeza el cielo de mañana y de tarde busca sólo el silencio, y cuando está a su lado lo quiebra contra el suelo…”

La comparación del martillo como un niño de hierro es la mejor representación grafica del oficio, de mujer y de madre.

La poesía de Castilla es una poesía de vuelo poético propio, el paisaje y el hombre, son elementos necesarios para poner de manifiesto la condición social y la problemática del hombre puneño, la pobreza y miseria a las que están expuestos.

Esta forma de narrar, de escribir, es propia de un grupo de líricos salteños que marcó una época en la literatura norteña, siendo protagonista de un gran movimiento del auge del folklore de los años 60, grupo integrado por Jaime y Arturo Dávalos, José Ríos, César Perdiguero, Julio Santos Espinosa, Ariel Petrocelli entre otros.

Esta hermosa poesía la hizo canción el músico Ramón Navarro, y como huaiño, recorre el mundo pincelando la vida de la obrera de las minas andinas.

Concluyendo, Castilla practica una ética de la responsabilidad, ya que se hace responsable de lo próximo que lo rodea, no se mantiene pasivo en su estado de contemplación y conformismo, lo denuncia y lo conjuga con lo dado por la madre naturaleza, se hace cargo de lo que la tierra padece y tomando su voz, habla, dice por ella, lo que el hombre le quito a sus hermanos, con el afán de la riqueza.

Si a este extraordinario poema del poeta salteño, le unimos la composición musical a ritmo de huayno, de otro genio, Ramón Navarro y la fabulosa interpretación de la genial cantora cordobesa SUNA ROCHA, el resultado es la obra de arte que pueden contemplar en este vídeo.





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