Diferentes, por supuesto, pero personas. Un texto realmente emocionante, estremecedor, que pone de relevancia la gélida indiferencia con la que se ningunea y denuesta a demasiada gente en demasiados sitios por el simple hecho de haber cruzado líneas inexistentes, dibujadas sobre mapas, líneas que sólo los hombres marcan, imponen y obligan a ver; algo así como el traje invisible del emperador, la posesión de los necios. Ésas líneas que llamamos fronteras.
Y es por eso que a lo largo de la historia existen canciones que tratan de darnos a entender que no importan esas diferencias, sino la calidad de cada uno de nosotros. La canción, maravillosa, nos da entender que, a pesar de las diferencias, de la gente que cruza las fronteras por cualquier circunstancias, lo importante es el ser humano que a pesar de provenir de diferentes territorios una madre le dio todo su amor, las pupilas se le humedecen por tener que despedir a sus seres queridos o sus manos son iguales a las de cualquier otro.
A pensar en las cosas que nos unen y no en las que nos separan, nos enseñan estos maravillosos versos, los cuales han sido cantados por Rafael Amor, Facundo Cabral, Alberto Cortez o los Sabandeños. Una música que nos anima a pensar y que a mi, personalmente, cada vez que la escucho, me emociona. Porque así debería ser el mundo. Un mundo sin fronteras en que todos los hombres fueran respetados y queridos por todos. Una parte de la justicia social que el ser humano tiene pendiente.
(José Carlos Gómez)
RAFAEL AMOR, autor de NO ME LLAMES EXTRANJERO, es quien nos interpreta aquí esta magnífica canción, desgraciadamente tan actual hoy como cuando la compuso décadas atrás. El tema tiene un fondo con sentimiento desgarrador, que anima a pensar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario