Volver a lugares conocidos, recordados como fuentes de amor, de placer, de ternura, caricias y calidez. Lugar del reconocimiento como persona. Lugar de rituales cotidianos Las medialunas calentitas para el mate, el arroz con leche, los panqueques tibiecitos con dulce de leche. Las caminatas por las callecitas del barrio del que nos fuimos. El aroma a jazmín,los rosales en flor, los capullos de blancas camelias, los plátanos en la vereda, el pasaje, las avenidas, los amigos, los vecinos, mi propia casa que ya no es tal, ni el ladrido del perro se escucha ya. Ese perfume del pasado que hoy tiene otra fragancia. Esos espacios que fueron quedando libres ¿quién los estará habitando? Ante mí se asoman las grietas, las profundas huellas que quedaron ahí. Y otras manos, voces y cuerpo irán apropiándose de este lugar en el que nada está igual. Y ojalá el amor, no sea cómo dice la canción:"una cosa simple, porque a las cosas simples las devora el tiempo". Ojalá que en cada rinconcito habitado con amor, trabajado con amor, al menos haya quedado una fértil semilla que continuará siendo una construcción de un nuevo amor, para ser nutrido y crecer fuerte.
¿Ilusión? ¿Fantasía? ¿Sueños? No sé...
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