Si Atahualpa Yupanqui es a veces el cantor de la nostalgia y de la pena, Ramón Navarro es el de la alegría y la esperanza. Sus zambas llegan al corazón, con su ritmo alegre y optimista que, unido a una belleza y sensualidad poco comunes, caracterizan a muchas de sus composiciones. Aquí Navarro describe a la perfección la coreografía de la danza, con alusiones a ese pañuelo, que los danzantes agitan en el aire, llegando a unir los corazones de los seres queridos. Así la zamba se convierte en una ceremonia de inicio del amor y al entrelazarse los pañuelos se unen los corazones. Porque la zamba es la más elegante, gentil y expresiva de las danzas argentinas y desarrolla una especie de pantomima amorosa que termina simbólicamente cuando el bailarín abandona su pañuelo sobre el hombro de su pareja, en claro gesto de triunfo y conquista.
Este espíritu festivo del autor fue muy bien captado años después por sus compañeros de grupo em una conocida emisión televisiva. Y con ella, los Cantores de Quilla Huasi lograron que esta zambita andariega fuera capaz hasta de atravesar los Océanos.
Y así ha seguido formando parte del repertorio de Los "Quillas" hasta el día de hoy.
Les ofrezco esta versión de Los Cantores de Quilla Huasi, en los últimos tiempos, en los que aun vivía Carlos Lastra y era el único integrante que subsistía en la formación, desde aquella, al principio citada, de la Edad de Oro del grupo.
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