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sábado, 31 de diciembre de 2016

JOSÉ CARBAJAL "EL SABALERO" - CHIQUILLADA

Vamos a ver una de las canciones más conocidas de JOSE CARBAJAL “EL SABALERO” es la chamarrita "CHIQUILLADA", interpretada por su propio autor.
Esta canción fue grabada también por distintos cantantes argentinos como Jorge Cafrune y Leonardo Favio.
Hay canciones que, sin proponérselo, identifican la sensibilidad de una época y le dan una voz, una forma poética, una letra. Es como si cristalizaran en su decir y en su cantar la necesidad de expresión de las vivencias y los sentimientos de una generación. Por lo común, se trata de sentimientos de pérdida. La canción, en ese caso, oficia de compensación: devuelve lo que ya no está.
Su letra fue escrita en 1962. La canción fue grabada en 1969. Se trata de una canción que enumera el paisaje y los objetos típicos de la infancia de finales de los años cuarenta del siglo XX e inicios de los años cincuenta. A principios de la década del setenta de ese siglo, nuestros padres, por entonces personas de 30 años, frente a esa canción no podían ocultar su nostalgia por la pérdida de la infancia. Y al cantarla, de algún modo, intentaban transmitirnos eso: «hubo una época que fue así, nosotros la vivimos, y lindo ahora poderlo contar y cantar».
La canción, luego, oficiaba para nuestra generación —la siguiente, la nacida entre los sesenta y los setenta— como un momento de intercambio emotivo muy profundo con nuestros ascendientes. Se trata de una canción sencilla, que enumera objetos y juegos infantiles: el pantalón corto, la pelota, el partido de fútbol, la perrita que es recuperada del abandono y se vuelve mascota, las cometas de papel, la jornada de pesca de mojarras con caña y boya de corcho, el juego de bolitas, los barcos de papel en los charcos… La canción se conforma como el retrato (y relato) de un “paraíso perdido”: algunos de los juegos que nombra ya no existían cuando yo era niño (la pelota de trapo, por ejemplo, sustituida por pelotas de goma, cuero o plástico); otros sí existían, pero fueron desapareciendo.
Y más acá del “paraíso”, la canción también da cuenta de los primeros (y más rudimentarios) conflictos generacionales, tal como se manifestaban en el espacio público: he ahí la pelea con el vecino rezongón. Conflictos que significaban la posibilidad de reafirmar nuestra libertad: “la calle es libre” debe haber sido una de las primeras consignas que, cuando niños, enarbolamos como pretensión de ciudadanía, incluso allí, cuando sabíamos que la calle no era libre.


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