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sábado, 17 de diciembre de 2016

HORACIO GUARANY - SI SE CALLA EL CANTOR

“Si se calla el cantor, calla la vida/ porque la vida, la vida misma es todo un canto. / Si se calla el cantor, muere de espanto/la esperanza, la luz y la alegría”. 

Cientos de cantantes le pusieron voz; poetas y cantores se inspiraron en ella. Una cadena de soñadores, visionarios de hombres libres que gritan. Cantores que nunca callan porque no pueden callar. Porque según Facundo Cabral: “Cantante es el que puede y cantor el que debe”. Su voz y su verso, están presentes siempre, aunque ya no estén entre nosotros. “Debe el canto ser luz sobre los campos/ iluminando siempre a los de abajo”. Y los de abajo todo lo esperan de su voz. 

Me gusta esa música libre capaz de preguntar: “¿qué ha de ser de la vida/ si el que canta no levanta su voz en las tribunas?”. La música no es de izquierdas ni de derechas. Tampoco la vida. El cantante Seal dice que “los músicos hablan al torrente sanguíneo”, por eso llegan al corazón y emocionan. Quiero “con su grito que mil guitarras desangren en la noche una inmortal canción al infinito”. 

“La vida misma es todo un canto”. Pero la van callando, con guerras y con crímenes horrendos. Hace poco callaron a Cabral, y antes John Lennon, Roque Dalto, Luther King, Gandhi, Victor Jara, Jorge Cafrune. ¡Qué horror! Callar al cantor, quitándole la vida. Tal vez no solo sea verdad que “si se calla el cantor…calla la vida”, tal vez sea también cierto lo contrario: si se calla la vida…callará el cantor. Pueden quitarles el “derecho” a vivir a los cantantes, más su voz seguirá resonando. Brotarán cantores. Seremos muchos más quienes tengamos “el deber” de no callar. Alzaremos la voz, en la calle, en la plaza, en la tribuna, porque de lo contrario se quedan solos los humildes gorriones…los obreros… los más pobres e indefensos. No hay diferencia entre silenciar a Cabral, a Lennon o a un niño en el vientre materno. 

Este año y el pasado, y el anterior, en todas partes, están acallando “la vida misma” en nombre de no sé qué derecho. “La vida es todo un canto”. Es un encanto, pura luz, pura poesía, algo sagrado. Nos matan la música en el niño. Hace mucho que están acabando con los niños. Y como decía Umbral: “La vida se sacraliza en el niño, tiene su instante celeste y único en la carne dorada del hijo. Hay una acumulación de pureza… en el cuerpo desnudo del niño, en su vida desnuda, una decantación de la luz y de la palabra, y por eso la vida es sacrílega cuando profana al niño…La sacralidad del niño es algo que alumbra milagrosamente el universo, pero el légamo original acaba siempre por decir su palabra horrible contra la vida”. El hijo, el niño, el bebé, el feto. Nos lo matan, por ser vida y venir a cantar. Y sin ellos ¿qué nos queda? Sin ellos “muere de espanto la esperanza, la luz y la alegría”. 

Lo tenemos que gritar. “Si se calla el cantor muere la rosa. ¿De qué sirve la rosa sin el canto?”. ¡No más silencio! Primero acaban con ellos, con las rosas también, con la música del mundo. Ahora mismo, ¡están censurando las imágenes! ¡No quieren que se vea lo que hacen! Están eliminando lo sublime, lo más sagrado que tenemos: la vida y la libertad. Escuchen, de nuevo la canción, por favor: “Que no calle el cantor porque el silencio cobarde apaña la maldad que oprime. No saben los cantores de agachadas. No callarán jamás de frente al crimen”. Silenciar un corazón es un crimen. ¡Hay que abolir la ley que eleva el crimen a la categoría de derecho! Si nos callamos, “si se calla el cantor… calla la vida”. Escuchemos al corazón. “Hay un solo lenguaje, el del corazón. Hay una sola raza la humanidad. Hay un solo Dios y está en todas partes” 
(Facundo Cabral). 

El poeta y escritor Armando Tejada Gómez nos cuenta en su biografía de HORACIO GUARANY cómo el artista viajó a Buenos Aires a los diecisiete años, a probar suerte en el mundo del espectáculo y con el sueño de realizarse como cantante. Al principio cantaba tangos, boleros y todo tipo de canciones para poder tener para comer, pero pronto pudo imponer su estilo muy personal en el que prevalecían las canciones folklóricas sobre el amor, los trabajadores, las injusticias y la lucha contra todo tipo de regímenes autoritarios. Un festival en Moscú fue decisivo para el cambio que experimentó tanto en su vida artística como en lo personal y al regresar a Argentina ya estaban sus canciones en boca de todo el pueblo. 

La canción que nos ocupa fue tan popular que en 1972 dio origen a una película del mismo nombre, protagonizada por el propio Guarany y por Olga Zubarry, que trata del triunfo de un hombre como cantor, luego de terribles experiencias de explotación. Y a Guarany nadie ha podido callarle nunca. Ni el exilio, ni las amenazas, ni las bombas contra su propia residencia han doblegado al cantautor del pueblo, al que hay que oírle esta bella canción en su poderosa voz; pues cada palabra, cada verso y cada nota le brotan de lo más profundo de su ser. 
(Pancho Vertigen)

Junto a esta versión abreviada del año 1972, podemos ver la versión integra de SI SE CALLA EL CANTOR, interpretada por Horacio Guarany y un grupo de grandes figuras del folklore argentino, que forman Lito Vitale, Soledad, Alberto Oviedo, Rally Barrionuevo, Argentino Luna y Omar Mollo. ¡Qué no calle el cantor! 




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